De sobrevivir a un secuestro, los robos y toda la mierda en Venezuela al acoso en Buenos Aires

Hoy viví un hecho lamentable que me hizo recordar la causa principal por la que tomé la decisión de irme de Venezuela. Sé que “inseguridad” hay en todas partes del mundo (puntualizar y hacer énfasis en las cosas, se ha vuelto un ejercicio para no ser señalada como que generalizo) y que todo lo que he pasado, nunca ha sido un motivo para mantener el miedo de cada uno de los momentos que me tocó vivir y encerrarme, sino que más bien cada vez tomo más precauciones, también porque al fin y al cabo yo estoy sola así que debo seguir con la vida siempre.

Hoy cuento esto, porque más que tristeza o miedo, que ambas las tengo, pero no impiden que siga o más que hacerme la víctima (porque así lo ven muchos) es molestia, estoy indignada con la gente, que por una parte te exigen cosas ¿por qué no le pegaste? ¿por qué no gritaste? Por la otra un amigo preguntándome: ¿qué te quería hacer?, sí, tranquilo yo voy a esperar a ver qué me quería hacer, seguro era para darme un abrazo… o el imbécil que siempre cree que es una buena oportunidad para leer casos similares y dejar en claro “que no son todos los hombres y que por culpa de esos, que supuestamente para ellos son “pocos” meten a los inocentes en el mismo paquete”, hermano usted no debe sentirse aludido por cosas que usted no es ni hizo, es simplemente tomar consciencia de ciertos hechos y ser empático, de verdad en este momento lo menos que me interesa es saber si eres así o no.  

Cuando vivía en Venezuela a mí y a unos amigos nos secuestraron un aprox de 6 tipos, en el metro de Caracas me llegaron a agarrar entre 3 tipos con los cuales peleé, para robarme una cadena que parecía pero no era de oro y unos zarcillos al frente de 20 personas, y que luego de pedir ayuda antes de que esto me pasara, la gente se me alejaba; en la autopista un tipo nos apuntó en la cara con una pistola, he visto cómo un tipo agrede a una amiga es mi cara, etc… toda la shit que pasó en Venezuela (y que es común y normalizado a un nivel demencial). Llego a Buenos Aires, segundo día solo por “como bailo” (nadie me advirtió) un tipo me toma a la fuerza y me comienza a besar, lo alejo, tomo asiento desconcertada. “Perdón que no te dije, pero si aquí bailas así ya creen que te pueden hacer de todo” me dice alguien, por suerte, estos sucesos en los casi 2 años que tengo viviendo acá solo me pasaron 2 veces.

Después de un poco de contexto. Vamos a lo sucedido, un tipo en el subte me mira, y me sigue mirando extraño, trato de ponerlo aprueba para no sentirme paranoica, pero me muevo y él se mueve. Final del recorrido. Espero a ver si se baja primero. No lo hace. Me bajo. No percibí que me seguía. Estoy cerca de salir de la estación cuando se me acerca diciendo cosas que nunca entendí, solo escuché balbuceos. No habla español. Cuando se me acercaba lo único que llegué a decirle fue: “no, no, no te conozco” y salgo de la estación. Arriba me doy vueltas a ver que no estuviese por allí, lo veo lejos, me quedo “tranquila”. Busco la dirección del lugar a donde voy. Sigo. Llego al restaurante. A los 2 minutos el tipo ha entrado, el salto que pegué no fue normal, se me sentó a un lado, jamás me imaginé que me venía siguiendo yo ya había estado caminando como 40 minutos porque al principio para dejarlo atrás me desvié de a dónde iba y del subte al sitio eran solo 15 minutos, me dije: “mucha paranoia, pero bueno”.

El tipo se hace el que va a pedir. No pide nada. Regresa la carta y solo pide agua. Solo decía: “nothing, agua, agua”, el mesero le da agua y yo me corro de la mesa. Al alejarme, el tipo sale. Le cuento al mesero que ya ese tipo se me había acercado en el subte y que me venía siguiendo por lo visto, que por favor viera afuera si seguía allí. El mesero entra y me dice: sigue allí. Yo nerviosa le digo “qué peo” y él me dice que me quede tranquila, que me espere un rato que ese se va. Pasan unos 20 minutos, estoy hablando con unos amigos comentando la situación, que no sabía qué hacer porque todo era muy raro. De repente, entra ese hombre corriendo por la puerta hacia mí, señalándome con su maldito vaso de Subway, y sale corriendo el mesero, la que estaba atendiendo en el local y el cocinero a pararlo. Él comienza a balbucear cosas, yo comienzo a gritarle que se vaya que sé que me venía persiguiendo que no lo conozco, que iba a llamar a la policía. Él seguía forcejeando y lo empujan hacia afuera y esta gente le dice lo mismo de la policía y el loco comienza a decir “mi esposa, es mi esposa”. El tipo se va. A los minutos pasan 3 policías y los llamo para comentarle la situación, lo primero que me preguntan es si no llamé al 911, les digo que no, que acaba de pasar que si ellos no podían ayudarme. Me dicen que van a dar una vuelta y me piden las descripciones del tipo, nunca regresaron. ¿PARA QUÉ MIERDA ESTÁN AHÍ ENTONCES? ¿QUÉ NECESITAN VER? ¿SANGRE? Llamé a un amigo, tenía miedo que estuviese esperando cerca del lugar. Mi amigo me busca. Los policías estaban tranquilos en las plaza, hora y media después nunca regresaron.

 Siempre el común denominador son hombres, en mi caso, pero saco esto a colación porque, aunque ya me sé la cantaleta que, por suerte fueron pocos los de este tipo de comentarios, vieron una oportunidad para ellos de decirme “no somos todos”, sí yo lo sé, tampoco soy estúpida, y el que me conoce sabe que no ando por ahí generalizando ni señalando, porque también sé que hay mujeres malas, violentas  y hombres que son violados por otros hombres o que son maltratados por mujeres y les da vergüenza contarlo, entre otras cosas, porque sí la violencia machista es practicada y está enraizada en todas partes. Además, yo hoy como otras y amigas que también lo cuentan, tuve suerte, pero a diario son muchas las que no lo tienen y las estadísticas son terribles.

¿A qué voy? Que el problema aquí, es que seguimos siendo parte y fomentando la cultura machista, la violencia, seguimos fomentando la cultura de la injusticia, de llevarlo todo al límite para poder responder, la gente sigue ahí mirando sin hacer nada, solo están ahí para acusar, para supuestamente aconsejarte qué hacer porque solo piensan en ellos, creen que sus experiencias son las mismas, es difícil ser empático, todo es un chiste, tenemos que agradecer que no pasó a más, sí pero dejemos de agradecer tanto de lograr salir vivos de situaciones de mierda y violencia y comencemos a fomentar el respeto, a denunciar la injusticias, a ser más empáticos, a quejarnos de lo que está mal, a corregir nuestras actitudes de mierda, a deconstruirnos, ya basta de tanta mierda, de que nos maten, de tanta demencia colectiva.

Aprovecho y comparto el trabajo de abajo que no lo iba a publicar tan pronto, pero aprovechando la situación de mierda que viví hoy para compartirlo porque a veces me siento así por el miedo que tengo a salir a la calle.

Lo hice cuando vivía en Venezuela para una práctica del diplomado en el que tenía que contar una historia usando la escala de abstracción e ir desde los abstracto a lo icónico… Y así me sentía allá y hoy esta situación me hizo un flashback de todo.

El miedo asfixia (Ver galería completa)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *